Algunas, muy breves, reflexiones, sobre el poder, la dominación, los imperios y su subsistencia
“El mundo que acababa de heredar semejaba a un hombre en la flor de la edad,
robusto todavía, aunque mostraba a los ojos de un medico imperceptibles signos
de desgaste.” (Marguerite Yourcenar)
Por: Andres Camilo Cortes Cruz
Poder, tema de debate, objeto de deseo, cuestión de filosofía, “herramienta para la
transformación de la sociedad”, dirán algunos, “objeto de la peor corrupción” dirán
otros, independientemente de la visión y/o postura que se tome al respecto, no se
puede negar, que este concepto tan abstracto como es, de gran importancia, para
el devenir, de la raza humana.
No me detendré, a definir que es el poder, ni a hablar sobre las disertaciones de la
filosofía sobre el tema, ni de los tratados de politólogos, sociólogos, estadistas o
de cualquier otro, en su lugar, daré por hecho que el lector tiene lo suficientemente
claro todas estas cuestiones, sobre todo, porque este texto es de baja dificultad,
en cambio, hablare, de cierto fenómeno que creo, se puede atribuir, a un poder
desbordado… el imperialismo.
“Porque en verdad, en verdad, el único medio seguro de dominar una ciudad
acostumbrada a vivir libre es destruirla” (Nicolás Maquiavelo), dominación, ¿Qué
otra cosa, podría estar detrás del poder?, especialmente cuando dicho poder se
desborda, cuando un solo individuo, es amo y señor, de cuanto sus ojos ven, de la
vida y la muerte, de las esperanzas y sueños de aquellos, que viven bajo su
poder.
Y sin embargo, si hay algo que podemos encontrar en común en la larga miríada
de dictadores, que han pisado este planeta y tenido bajo su dominio, destructor y
desesperanzador, a incontables seres humanos, de las más inhumanas formas, es
la ambición, algo que parece lógico o acaso, ¿se puede obtener y mantener el
poder sin ambición?, esta pregunta es una pregunta con trampa, lo admito, el
poder, sin duda puede ser heredado, pese a no tener ni una pisca de ambición,
¿pero mantenido?
Los lectores más entendidos de estos temas, seguramente sacaran a relucir el
caso de aquellos gobernantes, que no son más que títeres, pero de nuevo, si una
persona, no es más que un títere de otra, ¿se puede decir, que realmente ostenta,
algún tipo de poder?, es así que no queda de otro, que concluir que la ambición es
una de las características clave para ostentar poder, pero ¿qué pasa cuando esta
ambición se desborda?
Imaginémonos, por un momento que el amo y señor, de una determinada tierra, y
de una determinada gente, está cansado de SOLO gobernar, esa tierra y a esa
gente, que gusta, que busca que desea, algo más, sea el mundo, o simplemente
la tierra y la gente de al lado, ¿no hará entonces, todo lo posible para cumplir sus
ambiciones?, supongamos ahora, una sucesión de gobernantes, que compartan
esta característica, nace damas y caballeros, el imperialismo.
Ahora, la existencia, de imperialismo, no significa necesariamente, la existencia de
un imperio, porque ¿y si tengo una incompetente sucesión de gobernantes
ambiciosos?, no para que nazca un imperio, se necesita que haya alguien no solo,
competente, sino legítimamente “fuera de serie”, para su creación, para su
mantenimiento, se necesita, que alguien lo suficientemente fuerte tome las riendas
o que el poder mismo del imperio, sobre pase el de su emperador, (sea cual sea el
título que este tome), para que pese a los inevitables personajes incompetentes
que tarde o temprano harán parte de la línea sucesoria, este pueda mantenerse.
Un imperio, también necesita asegurarse, de alguna manera, de que los
subyugados, de los conquistados, los marginados, a su poderío y voluntad, no
sean capaces de levantarse, una forma, es por supuesto es empleando la realidad
imaginada, o ficción legal, de invencibilidad, ¿o acaso pelearías con alguien que
es imbatible?, con el riesgo claro está de que empieces a creer en tu propia
leyenda, y caigas en la soberbia de tu propia magnificencia.
Otra por supuesto, es hacerle caso, a lo que el señor Maquiavelo, nos dijo un poco
más arriba, para lo cual, no necesariamente, se necesitan de acciones violentas,
ayudan sin duda alguna, pero… ¿si destruyes la identidad de una ciudad, no sería
como si destruyeras a la ciudad?, hubo después de todo un motivo, por el que la
conquista de los pueblos precolombinos se hizo, a razón de la cruz y la espada.
Esto a su vez, nos a dos simples preguntas, con las que deseo terminar, este
breve escrito reflexivo, dos preguntas, que pese a su simplicidad aparente,
esconden, reflexiones, que debemos hacernos, y que merecen, ser hechas;
sabemos sin lugar a dudas, que los imperios existieron, solo hace falta, revisar los
libros de historia, tendemos a creer que esto es un fenómeno del pasado, pero,
¿Qué tan cierto es esto?, ¿Cómo sabemos que no vivimos, bajo la sombra de un
imperio?
Referencias Bibliográficas
Yourcenar, M. (1985). Memorias de Adriano. Planeta Editorial Colombiana
S.A
Maquiavelo, N. (1999), El Príncipe (Elaleph.com, Trad.) Elaleph.com
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