KEYNES Y NEOCLÁSICOS: UNA PROPUESTA PARA LA SALIDA DE LA CRISIS.

 Ivan Yesid Collazos Mosquera.

Este artículo es bastante interesante a razón del contexto de crisis global, la crisis financiera del

2008, en este sentido el autor propone algo aparentemente contradictorio pero que a luz de la

práctica no lo es del todo, una síntesis entre la teoría keynesiana y la teoría neoclásica en velas

de salir de la crisis de una manera tanto efectiva como eficaz. El artículo busca analizar la crisis

económica global y proponer enfoques que ofrezcan garantías para las economías. El autor

examina estos dos enfoques aparentemente opuestos, el neoclásico y el keynesiano,

considerando que ambos contienen las raíces de la problemática y lecciones significativas para

enfrentar la crisis. El desarrollo del artículo se centra en la crítica a la política económica

pragmática y la influencia de esquemas que buscan establecer vínculos entre el crecimiento y

la estabilidad de las economías.

El artículo se divide en seis capítulos y por la extensión del mismo es plausible tratar el artículo

capitulo a capitulo.

1. Consideraciones generales

En este capítulo se aborda brevemente la crítica de Keynes a la inestabilidad del capitalismo,

resaltando su capacidad para mantener una actividad económica baja durante períodos

prolongados. Se destaca la perspectiva revolucionaria de Keynes en contraste con la teoría

neoclásica. Se reconoce la "revolución keynesiana" como un hito en el pensamiento

económico, donde la teoría de Keynes no refuta la clásica perse, sino que la reemplaza debido

a su mejor capacidad explicativa de la realidad económica. La crisis económica del 2008 es

caracterizada por el autor como recurrente y compleja, con causas y efectos difíciles de

comprender. Se critica la falta de consulta a los principios económicos y la superficialidad de

los debates teóricos, lo que ha debilitado la relevancia de las ideas keynesianas. En el debate

entre keynesianos y monetaristas, se observa un predominio de las prácticas monetaristas,

enfocadas en soluciones a corto plazo y con poca originalidad.

Se argumenta la necesidad de un análisis económico más integral que profundice en las

causas de los desequilibrios, basado en criterios científicos que consideren la dinámica real de

la economía y los determinantes económicos de largo plazo. Keynes identificó elementos

críticos de la crisis en la dinámica de la demanda agregada, el papel del dinero, los mercados

financieros, el comportamiento de los agentes económicos y la política económica. Además, se

añaden otros determinantes como la desregulación, la interdependencia económica y la

vulnerabilidad.


2. La originalidad de Keynes

Este capítulo, bastante corto, resalta la contribución de Keynes a la teoría económica a través

del principio de la demanda efectiva, que desafió los paradigmas clásicos al enfocarse en la

influencia del dinero y cuestionar la armonía natural del sistema capitalista. Destacan las

diferencias entre Keynes y los neoclásicos, especialmente en su enfoque en la economía

agregada y su énfasis en la intervención estatal y las instituciones para gestionar la economía.

El autor hace caer en cuenta que la resistencia de los neoclásicos y la subordinación al dogma

del mercado han limitado el impacto de las ideas keynesianas, ignorando la importancia de la

organización económica y las relaciones de mercado.

Se argumenta la necesidad de un debate abierto entre las posturas keynesianas y neoclásicas

para abordar las crisis económicas recurrentes, y se destaca la importancia de analizar la

estructura de los mercados, el comportamiento individual, la influencia de la política económica

y el papel de las instituciones. Se menciona como algunas voces critican la implementación de

políticas neoclásicas y abogan por un retorno a las ideas de Keynes como una posible solución

a los desafíos económicos contemporáneos. (cuestión que desde el presente podemos

corroborar como factual)

3. En el terreno monetario

Este capítulo resalta los aportes de Keynes en el terreno monetario, donde desarrolló una

teoría del ciclo económico enfocada en el mercado monetario y la política de la banca central.

Reconoció el papel crucial de las instituciones financieras en la estabilidad del sistema

monetario, no limitándolas a meros intermediarios. Keynes criticó la visión de equilibrio general

y argumentó que los mercados son imperfectos, influenciados por las decisiones de política

monetaria y las instituciones financieras, las cuales no son neutrales y pueden afectar la

distribución del poder y la riqueza.

La preocupación por la distribución del ingreso y su impacto en la acumulación económica llevó

a Keynes a señalar que el desarrollo occidental se basa en la desigualdad y la baja propensión

al consumo de los capitalistas. Keynes identificó la "psicología de la sociedad" como un factor

crucial en la acumulación económica, donde las clases trabajadoras aceptan una pequeña

parte de la riqueza mientras los capitalistas consumen una pequeña parte de la suya, lo que

contribuye a la cohesión y estabilidad social.

La inestabilidad económica se deriva, según Keynes, de la distribución desigual del ingreso y la

psicología de la sociedad. La concentración de recursos en actividades especulativas y las

decisiones de inversión a corto plazo también contribuyen a la crisis actual.


4. El nivel general de precios

Keynes y los monetaristas neoclásicos difieren en sus explicaciones sobre la inflación. Mientras

que para Keynes, la inflación resulta de la imposibilidad de reducir el consumo y tiene un

impacto social significativo, los monetaristas la ven simplemente como un desequilibrio entre

oferta y demanda, enfocándose únicamente en corregir la demanda para combatirla. Keynes

argumenta que la inflación y la deflación tienen un impacto profundo en la distribución de la

riqueza entre las diferentes clases sociales, lo que a su vez afecta la producción y la

acumulación de nueva riqueza. Propone políticas monetarias y fiscales para ajustar precios,

salarios y rentas monetarias, con el fin de evitar que las variaciones en el poder adquisitivo del

dinero afecten negativamente el ahorro, la inversión, la producción y el empleo.

Aboga por la estabilidad de la moneda como un factor crucial para generar confianza entre los

ahorradores e inversores. Argumenta que una economía de iniciativa privada necesita ser

estabilizada mediante políticas monetarias y fiscales adecuadas que aseguren la estabilidad de

la moneda. Keynes identifica el dinero como un factor determinante del sistema económico y

reconoce su carácter endógeno. Propone políticas de estabilización económica que consideren

estos determinantes de la inestabilidad, en contraposición a la visión de los clásicos y

neoclásicos que consideraban el dinero como un factor neutral y abogaban por políticas de

ajuste monetario separadas de la planeación de la producción.

Al final del capítulo se enfatiza que la separación entre las políticas de ajuste monetario y la

planeación de la producción es la causa del fracaso del monetarismo. Para Keynes, es crucial

establecer una relación estrecha entre el ajuste monetario y financiero y la existencia de un

plan de producción para lograr una economía estable y funcional.

5. Crisis y acumulación

En este capítulo, el más extenso se profundiza en la teoría económica de Keynes,

específicamente en relación con la dinámica de las crisis económicas y el proceso de

acumulación de capital. Keynes critica de manera contundente la perspectiva neoclásica

predominante, la cual sostiene que el ahorro y la inversión siempre se igualan automáticamente

en el mercado. Esta visión ignora la realidad de la inestabilidad del mercado de capitales,

según la cual, el ahorro y la inversión no siempre se ajustan armónicamente, lo que puede

conducir a desequilibrios macroeconómicos y, en última instancia, a crisis económicas.

En el análisis de Keynes, se destaca el papel crucial del dinero como factor causal en las crisis.

Contrariamente a la creencia neoclásica de que el mercado se autorregula y se equilibra

naturalmente, Keynes argumenta que la cantidad de dinero en circulación no se ajusta

automáticamente a las necesidades de la economía. Además, señala que la especulación

financiera puede desviar el ahorro de la inversión productiva, exacerbando así las crisis

económicas.


En cuanto a la dinámica del ahorro y la inversión, Keynes sostiene que la inversión es el motor

principal de la acumulación de capital. Sin embargo, esta no se basa únicamente en factores

económicos objetivos, sino también en las expectativas de beneficio y el "espíritu de la

empresa". A pesar de ello, las decisiones de ahorro e inversión no se ajustan automáticamente,

lo que puede generar desequilibrios y crisis económicas. Para abordar estas crisis, Keynes

propone políticas anticíclicas que buscan estabilizar la economía y promover la recuperación.

Esto incluye la reducción de la tasa de interés a largo plazo para estimular la inversión, así

como la implementación de programas de gasto público para crear empleo y aumentar la

demanda agregada. Además, resalta la importancia de restaurar la confianza entre los

inversores como un paso crucial para salir de la crisis.

6. La teoría general

En este último capítulo el autor nos dice que la crítica de Keynes a la visión neoclásica de la

economía se centra en su ignorancia respecto a la inestabilidad inherente del mercado de

capitales y la falta de reconocimiento del dinero como un factor causal de las crisis económicas.

Propone una explicación alternativa donde el Estado desempeña un papel crucial en la

regulación del mercado y la promoción de la estabilidad económica. En cuanto a la dinámica

del ahorro y la inversión, Keynes argumenta que el ahorro no se destina automáticamente a la

inversión, lo que puede generar desequilibrios macroeconómicos.

El papel del dinero en las crisis es fundamental según Keynes. Argumenta que la cantidad de

dinero no se ajusta automáticamente a las necesidades de la economía, y la especulación

financiera puede desviar el ahorro de la producción real. Por lo tanto, aboga por políticas

monetarias y fiscales que apunten a la estabilidad del dinero y la inversión. Para salir de la

crisis, Keynes propone reducir la tasa de interés a largo plazo para estimular la inversión,

implementar programas de gasto público para crear empleos e impulsar la demanda, y

restablecer la confianza entre los inversores.

Keynes sostiene que las actividades psicológicas y las perspectivas de rentabilidad son

determinantes de la crisis económica, y esta idea evoluciona con el tiempo, como se evidencia

en sus obras posteriores a los años treinta. Conceptos clave como la preferencia por la

liquidez, la eficiencia marginal del capital y la incertidumbre son fundamentales en su teoría.

En cuanto a la diferenciación entre oferta y demanda agregada, Keynes argumenta que una

economía de mercado no tiende naturalmente al pleno empleo, y el desempleo masivo es el

resultado de una demanda insuficiente. Por tanto, aboga por la intervención estatal para

restablecer la confianza de los inversores y aumentar el gasto público.

Conclusión

En las crisis mundiales, tales como la del 2008 o como la Gran Depresión de 1929, un evento

que reforzó los postulados keynesianos sobre la teoría monetaria de la producción al ofrecer a

Keynes importantes respuestas a las limitaciones de los teóricos clásicos para abordar


eficazmente dichas crisis. Aunque estas crisis difieren en su naturaleza, ambas confirman

algunos principios fundamentales de Keynes.

La crisis del 29 se atribuyó a problemas de oferta agravados por acciones monetarias, mientras

que la crisis del 2008 se origina en el sobreendeudamiento financiero y se amplifica por la

proliferación de instrumentos crediticios derivados que afectan la economía real. No obstante,

ambas revelan la persistencia de ciclos económicos y la limitada capacidad de la economía de

mercado para evitar crisis. Indicadores como la destrucción de riqueza financiera, la demanda

global insuficiente, el desempleo y las expectativas negativas subrayan este punto. Las

lecciones aprendidas de crisis anteriores parecen no ser suficientes para que los gobiernos

eviten estas situaciones. En este contexto, las ideas de Keynes cobran relevancia,

especialmente su enfoque en la confianza como motor económico. La confianza de los

consumidores y empresarios es crucial para estimular el consumo y la inversión, y sin ella,

incluso las políticas monetarias y fiscales agresivas pueden resultar insuficientes.

En este sentido la historia nos muestra que mientras exista el estado es imposible abordar un

liberalismo económico en su plenitud, aún en las economías más neoliberales como Estados

Unidos el estado figura como niñera de los capitales y prescindir de este es tan

teleoescatologico que recuerda al comunismo pleno donde el estado es innecesario, si bien

existe aún el debate de las políticas keynesianas en la economía y más ahora en la época del

neoliberalismo y la reducción de estado a su mínima expresión es interesante los

planteamientos de una síntesis que se pueden dar en nuevas teorías económicas más

holísticas y menos excluyentes como el neoinstitucionalismo haciendo del mercado parte de un

sistema orgánico de instituciones o la economía conductual que alberga los factores

psicológicos de los que keynes fue pionero.

Considero que es más importante fijarse en los resultados de los modelos y las medidas más

que en desacreditar teorías por la eterna disputa entre intervención o no intervención estatal, es

imposible huir del estado. los más liberales deben de verlo como un mal necesario con el que

tratar en vez de plantear modelos donde este no existe, la economía, a mi parecer debe

centrarse en su relevancia en la toma de decisiones socioeconómicas que comprometen la

definición de la justicia social que consumir energía en debates fantasmagóricos de la

mathesis, el equilibro, el pleno empleo y demás vicios neoclásicos. Esto no significa negar el

valor pragmático de los modelos de herencia neoclasicista sino jugar alrededor de sus límites y

usarlo para hacer de la praxis del economista una labor útil, primero para sí, luego para la

región , el país y el mundo.

Comentarios

  1. Es interesante el planteamiento respecto a las similitudes entre las crisis de 1929 y la del 2008 como pruebas fehacientes de la inoperancia del capitalismo de mercado y de los planteamientos anti-estatales. Dadas estas pruebas sería interesante preguntarse hasta que punto estas formas de actuar se deben a la existencia misma del estado y la resolución de la crisis del 2008 es fundamental para hacer esta pregunta, ¿los bancos tomarían tanto riesgo si el estado no fuera a refinanciarlos después de la crisis? Es cierto que resulta un pensamiento paradójico y realmente generaría un debate inutil, pues la única forma de comprobar si las instituciones se comportarían de la misma manera sería sin la existencia del estado, lo cual no es plausible, pero se puede pensar de esta forma, si alguien quiere lanzarse desde un segundo piso y tiene una colchoneta debajo lo hará sin miedo, pero ¿lo haría si no estuviera la colchoneta?

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  2. El texto nos brinda una revisión de las teorías económicas de Keynes en el contexto de las crisis económicas, la propuesta aparentemente contradictoria pero prácticamente plausible de una relación armónica entre la teoría keynesiana y la neoclásica para abordar la crisis de tal modo en que podamos explorar cómo estas dos teorías podrían complementarse para ofrecer soluciones más efectivas y eficaces en el contexto económico, en conjunto con la importancia de un análisis más integral y basado en criterios tanto sociales como científicos nos da paso a preguntarnos sobre la efectividad de las políticas actuales y hacía que camino estas nos están conduciendo. Si es buena o no la intervención estatal, cómo encontrar el equilibrio adecuado entre la intervención estatal y la libertad del mercado, analizando como factores complejos influyen en la toma de decisiones económicas (confianza, inversión, riesgo, etc.) por lo que la sugerencia de considerar nuevas teorías económicas más holísticas y menos excluyentes, como el neoinstitucionalismo y la economía conductual, refleja la necesidad de la ciencia económica a evolucionar pensando en abordar no solo los aspectos económicos objetivos, sino también los psicológicos y subjetivos, realizando un trabajo conjunto entre la aplicación práctica y la adaptabilidad a la realidad económica dado que son esenciales para abordar los problemas económicos.

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  3. El artículo ofrece una perspectiva intrigante sobre la crisis global, particularmente la crisis financiera del 2008, proponiendo una síntesis entre la teoría keynesiana y la neoclásica para abordar la crisis de manera efectiva y eficaz. Aunque inicialmente parecen enfoques opuestos, el autor argumenta que ambos contienen lecciones valiosas para enfrentar la crisis económica. Desde esta perspectiva, se divide en seis capítulos, donde se critica la falta de consulta a los principios económicos y la superficialidad de los debates teóricos actuales que examinan diferentes aspectos de la teoría económica. Desde las consideraciones generales hasta la teoría general, se abordan temas como la crítica de Keynes a la inestabilidad del capitalismo, la originalidad de sus ideas, el papel del dinero en las crisis económicas, la dinámica del ahorro y la inversión, y la importancia de la confianza en la recuperación económica.

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  4. Este texto analiza la pertinencia de combinar las teorías económicas keynesiana y neoclásica como respuesta a la crisis global, centrándose en la crisis financiera de 2008. Aunque inicialmente parecen en conflicto, el autor argumenta que ambas perspectivas contienen elementos valiosos para abordar la complejidad de la crisis económica. Enfatiza la originalidad de Keynes al introducir el principio de la demanda efectiva y aboga por un debate abierto entre keynesianos y neoclásicos. Se examinan las contribuciones de Keynes en el terreno monetario, destacando su enfoque en el papel crucial de las instituciones financieras y la crítica a la visión de equilibrio general. La relación entre la distribución del ingreso y la estabilidad económica se subraya como un punto esencial. El análisis se extiende a la dinámica de las crisis económicas y la acumulación de capital, subrayando la importancia de políticas anticíclicas y la restauración de la confianza para superar las crisis.

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  5. El texto hace un interesante analisis y aborda la discusión entre las teorías keynesianas y neoclásicas para enfrentar las crisis económicas, especialmente la crisis financiera de 2008. El autor propone la necesidad de una síntesis entre estos dos enfoques aparentemente opuestos.
    Destacando la contribución revolucionaria de Keynes al cuestionar los paradigmas neoclásicos, resaltando el papel de la demanda efectiva, el dinero y la intervención estatal. Se analizan sus aportes en la teoría monetaria, la inflación y la estabilidad de la moneda.
    Keynes criticó la visión neoclásica del ajuste automático entre ahorro e inversión, y resaltó el papel del dinero y la especulación financiera como factores causales de las crisis.

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