UNA LUCHA QUE PERMANECE
Alejandra Dorado Torres
En el pasado las mujeres no tenían el privilegio de desempeñarse en otras áreas que fueran diferentes a las del hogar, pues como cultura de ese tiempo, solo eran vistas para eso, a medida de que ha pasado el tiempo, se ha luchado para que ellas puedan tener las mismas condiciones que los hombres hablando a nivel laboral, gracias a esto, ellas alcanzaron un lugar en la factoría y aunque ha sido un trayecto difícil, hoy en día vemos una gran evolución respecto a esto, así mismo ellas logrando un buen desempeño en el desarrollo de estas actividades. No está de más reconocer que aún no se ve una igualdad absoluta, pues en pleno siglo XXI se sigue viendo discriminación hacia ellas. Lo cual es una lucha interminable por conseguir el objetivo final, que es, que se les reconozca de la manera adecuada por todo el arduo trabajo y esfuerzo por el que han pasado.
En el proceso de industrialización, el papel de la mujer ha cambiado significativamente, pues a lo largo de la historia las mujeres siempre fueron consideradas políticamente incapaces, “más baratas y menos productivas que los hombres, que sólo eran aptas para el trabajo en ciertos periodos de la vida (cuando eran jóvenes y solteras) y que sólo eran idóneas para ciertos tipos de trabajos (no cualificados, eventuales y de servicio)” (Scott, 1993), pues debido a esto se les asignaban roles tradicionales en el hogar, cuidar a los niños, lavar, limpiar y preparar las comidas o acompañar a sus esposos a diversos eventos sociales y en su mayoría las que estaban solteras podían participar en la producción, pero siempre eran degradadas y recibían salarios más bajos que los hombres, pero que más sin embargo “los salarios de las mujeres eran importantísimos para sus familias” (Gullickson, 1995) ya que ayudaban a mantener a la familia unida, pues se puede decir que estos lazos familiares los fortaleció la industria textil, dado que esta al emplear a muchas mujeres hacia que obtuvieran el único sustento con el cual mantenían su hogar y evitaban la desintegración de este.
En el nacimiento de Revolución Industrial, hizo que las fábricas necesitaran una gran cantidad de obreros, quienes en su mayor caso eran procedentes de pueblos y se dirigían a las ciudades en busca de trabajo, pues al no ser altamente calificados eran utilizados en las factorías como mano de obra barata y sus salarios eran miserables, a lo que hizo que las mujeres se vieran obligadas a trabajar.
Esto hizo a que las mujeres también contribuyeran a la formación de las industrias, pues esta industrialización apoyó la inclusión de la mujer en las fábricas, pero no en tan buenas condiciones, puesto que eran explotadas y tenían que asumir turnos dobles que eran supremamente extenuantes y al llegar a casa pues debían hacer todas las labores que allí les correspondían, aunque no todas lo hicieron por igual, ya que la situación de las mujeres burguesas difería de las obreras, pero más allá de las diferencias de clases, la discriminación tanto política, económica y legal era un hecho común.
Lo que llevó a que todo esto fuera motivo para realizar marchas y huelgas para reclamar un trato más igualitario, “El reclamo principal de estas trabajadoras era reducir la jornada laboral a 10 horas, con derecho a un descanso semanal los domingos. Además, defendían el derecho a la lactancia, es decir, que las mujeres pudieran amamantar a sus hijos recién nacidos en las industrias. Tras esa protesta, las trabajadoras de otras fábricas se sumaron a las huelgas y manifestaciones para reclamar los derechos laborales de las mujeres”. (8 de Marzo: más de cien años de lucha feminista, 2018)
A medida de que el tiempo pasó, se pudo observar como las mujeres jugaron un papel fundamental para mantener la industria en marcha, ocuparon el lugar de los hombres en las fábricas y consiguieron evitar un colapso económico, este hecho permitió desarrollar en las mujeres una conciencia de clase, pero también de género, antecedente de los posteriores movimientos feministas que obtuvieron grandes logros como el sufragio femenino, en muchos países el derecho al aborto, el acceso de las mujeres a la educación superior, más libertad sobre su vestimenta y que hace que hoy en día hayan más mujeres desenvolviéndose en todos los ámbitos laborales, pero que sin embargo como se mencionó inicialmente, alcanzar la paridad de género es aún lejano.
“El aumento del nivel educativo de las mujeres y de su participación en el mercado laboral no ha marchado a la par de la mejora de las condiciones de empleo, las perspectivas de adelanto ni la igualdad de remuneración, y las mujeres siguen haciéndose cargo de un porcentaje desproporcionado de trabajo doméstico no remunerado. En algunas regiones en desarrollo, hasta un 95% del empleo de las mujeres es informal; a nivel global, las mujeres perciben un 24% menos que los hombres por el mismo trabajo, y las mujeres asumen casi dos veces y media más de responsabilidades no remuneradas de trabajo doméstico y cuidado de otras personas que los hombres.”(Mlambo-Ngcuka, 2015).
Referencia
Scott, Joan. (1993). La mujer trabajadora en el siglo XIX.
https://www.fhuc.unl.edu.ar/olimphistoria/paginas/manual_2009/docentes/modulo1/texto3.pdf
Gullickson, Gay. (Barcelona, 1995). Amor y poder en la familia protoindustrial.
8 de Marzo: más de cien años de lucha feminista (Barcelona, 2018) La Vanguardia
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