La Prosperidad de Pocos

Nayely Alejandra Rodríguez 

Ante las profundas consecuencias que generan las desigualdades entre riqueza y pobreza a nivel mundial, surge la pregunta de cómo la mayoría de nosotros puede vivir sin caer en la desesperanza. ¿Se debe esta falta de reflexión ética a una carencia de empatía, a una especie de ceguera moral y de egoísmo extremo o hay una explicación distinta que permita una visión menos negativa de nuestro pensamiento?

 Responder no es sencillo, pero considero que nuestra indiferencia se relaciona más con una falta de comprensión que con una carencia de solidaridad. Este error de percepción puede ser consecuencia tanto de un optimismo irracional como de un pesimismo infundado; dos extremos que, curiosamente, tienden a encontrarse. Por un lado, el optimista inquebrantable confía en que las cosas mejorarán y que la economía de mercado, que ha traído prosperidad a ciertas regiones, acabará beneficiando a todos por igual. Por otro lado, el pesimista radical reconoce la persistencia de la pobreza en el mundo y también duda de nuestra capacidad para generar un cambio.

 

Para comprender mejor esta dinámica entre el optimismo y el pesimismo, y cómo influyen en nuestra percepción de las desigualdades, analicemos un caso concreto. La teoría nos brinda herramientas para interpretar el mundo, pero los datos nos permiten verificar y refinar lo que decimos. Con este objetivo, he elaborado una tabla que muestra la evolución de los principales indicadores económicos de Colombia en las últimas dos décadas.

 

PIB total, IDH e índice de Gini en Colombia para los últimos 20 años

Años

PIB a precios constantes (millones de pesos colombianos

Total, variación porcentual anual %

IDH

Ranking IDH

Año

Índice de Gini

2005

514.853

0,696

93º

2002

56

2006

549.435

6,7

0,698

96º

2003

53,6

2007

586.457

6,7

0,71

89º

2004

55

2008

605.713

3,3

0,716

91º

2005

53,9

2009

612.616

1,1

0,722

88º

2008

55,3

2010

640.151

4,5

0,726

89º

2009

54,3

2011

684.628

6,9

0,733

87º

2010

54,6

2012

711.415

3,9

0,734

88º

2011

53,5

2013

747.939

5,1

0,746

87º

2012

52,6

2014

781.589

4,5

0,75

87º

2013

52,6

2015

804.692

3

0,754

86º

2014

52,5

2016

821.489

2,1

0,759

85º

2015

51

2017

832.656

1,4

0,761

86º

2016

50,6

2018

854.008

2,6

0,763

88º

2017

49,7

2019

881.224

3,2

0,768

87º

2018

50,4

2020

817.900

-7,2

0,756

88º

2019

51,3

2021

906.243

10,8

0,752

88º

2020

53,5

2022

972.298

7,3

0,758

91°

2021

55,1

2023

978.233

0,6

0,758

91°

2022

54,8

 

Nota: Datos del PIB tomados del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), el Índice de Desarrollo Humano (IDH) y Gini tomados de Datosmacro.com

Cómo podemos observar en la última década, la economía de Colombia ha atravesado un recorrido marcado por cambios, avances sectoriales y profundos desafíos. Aunque el crecimiento económico y las mejoras en algunos indicadores sugieren una tendencia positiva, la realidad es más compleja. Más allá de los números, el país enfrenta desigualdades persistentes que ponen en duda la sostenibilidad y equidad de su modelo de desarrollo. Mi texto busca explorar cómo la aparente prosperidad del país contrasta con la desigual distribución de la riqueza.

 

En primer lugar, al analizar la evolución del Índice de Gini en Colombia, se observa que, a pesar de los logros económicos, la desigualdad se ha mantenido elevada. El Índice de Gini, que mide la desigualdad de ingresos, ha variado en los últimos años sin mostrar una mejora sostenida. En 2022, Colombia registró un Gini de 54,8, uno de los niveles más altos de América Latina. En 2021, la cifra fue incluso mayor, alcanzando 55,1, un claro indicativo de que la brecha entre ricos y pobres se mantuvo en niveles críticos. Aunque en 2020 el Gini fue de 53,5, esta leve reducción no necesariamente indica una mejora sustancial, ya que las crisis económicas tienden a afectar más a los sectores vulnerables.

 

Esta situación no es un fenómeno reciente; desde 2010, cuando el Gini era de 54,6, la desigualdad ha mostrado una resistencia estructural. A lo largo de los años, los cambios en este índice han sido mínimos, con cifras que rara vez bajan del 50%. Por ejemplo, en 2018 el Gini fue de 50,4, y en 2017 se situó en 49,7, los niveles más bajos en los últimos 15 años, pero todavía bastante altos en comparación con otros países de la región. Este dato es alarmante si consideramos que, en 2008, el índice era de 55,3, lo que significa que los esfuerzos por reducir la desigualdad no han logrado un impacto significativo y sostenido.

Otro aspecto relevante para contextualizar la situación de Colombia es el Índice de Desarrollo Humano (IDH). El IDH, que mide no solo la riqueza económica, sino también el bienestar social y la calidad de vida, proporciona un panorama más integral. En 2022 el IDH de Colombia fue de 0,758, ubicándolo en el grupo de países con desarrollo humano alto. Sin embargo, si se compara este valor con la desigualdad medida por el Gini, se revela una paradoja: un país con un desarrollo humano considerable, pero con una distribución de la riqueza profundamente desigual. Desde 2020 se observa una caída, y no se ha recuperado significativamente en los años posteriores (2021-2023). Además, el ranking del IDH ha empeorado, pasando del puesto 87 en 2019 al 91 en 2023.

 

En términos de crecimiento económico, los datos del DANE muestran que, en 2023, el sector de comercio al por mayor y al por menor fue el de mayor contribución al Producto Interno Bruto (PIB), representando el 17,2% de la economía. La industria manufacturera y el sector de transporte y almacenamiento también han tenido un papel destacado, aunque su impacto no ha sido suficiente para reducir las brechas sociales de manera significativa. La economía ha crecido a un ritmo constante en ciertos momentos, como en 2021, cuando el PIB aumentó un 10,8%, impulsado por el comercio y las reparaciones de vehículos. Sin embargo, esta expansión no ha logrado cerrar las disparidades de ingresos.

 

El panorama se agrava cuando se examina el efecto de la pandemia de COVID-19 en 2020. Durante ese año, la economía colombiana experimentó una contracción del 7,2%, evidenciando su vulnerabilidad a crisis externas. Aunque algunos sectores lograron una recuperación moderada hacia el último trimestre de ese año, las cifras reflejan que las desigualdades se hicieron más profundas. En los años previos, como en 2019, el crecimiento fue del 3,2%, pero este avance no se tradujo en mejoras sustanciales en la reducción de la pobreza.

 

Históricamente, el crecimiento económico de Colombia ha dependido de sectores como el comercio, la industria manufacturera y los servicios financieros. Sin embargo, el crecimiento en estos sectores no ha sido suficiente para mejorar significativamente la distribución de la riqueza. En 2009, por ejemplo, el país registró un crecimiento del 1,1% debido a los efectos de la crisis económica mundial, lo que afectó especialmente a la industria y al comercio, sectores que han sido tradicionalmente los más importantes para el crecimiento económico nacional.

 

En este contexto, cabe preguntarse si el modelo de desarrollo colombiano puede ser considerado realmente inclusivo. La concentración de la riqueza y la dependencia de unos pocos sectores sugieren una economía vulnerable a los shocks externos y con un limitado impacto en la calidad de vida de la mayoría de la población. A pesar de los logros macroeconómicos, los datos de desigualdad y desarrollo humano subrayan que aún existen brechas considerables en términos de acceso a oportunidades y bienestar social.

 

Aunque Colombia ha mostrado en ciertos momentos una capacidad notable para crecer, persiste una dualidad inquietante entre las cifras económicas y el bienestar social. El Índice de Gini y el IDH revelan una realidad que no puede ser ignorada: el crecimiento económico no ha sido suficiente para corregir las desigualdades estructurales.

 

Hasta aquí mis argumentos. Estoy segura que mi postura ha quedado lo suficientemente clara. Ahora, los invito a reflexionar: ¿Cómo ven ustedes el futuro? ¿Predomina en ustedes la esperanza o la cautela? ¿Ven el vaso medio lleno o medio vacío? ¿Optimistas o pesimistas?

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Referencias

 

Departamento Administrativo Nacional de Estadística. (2024, 15 de febrero). Cuentas Nacionales Anuales (Base 2015). Recuperado el 27 de octubre de 2024, de https://www.dane.gov.co/index.php/estadisticas-por-tema/cuentas-nacionales/cuentas-nacionales-anuales

DANE - Dirección de Síntesis y Cuentas Nacionales. Cálculos del Banco de la República - Subgerencia de Política Monetaria e Información Económica - Departamento Técnico y de Información Económica - Sección Cuentas Financieras. Recuperado el 27 de octubre de 2024, de https://totoro.banrep.gov.co/analytics/saw.dll?Go

Datosmacro. Índice de Desarrollo (IDH) en Colombia. Expansión. Recuperado el 27 de octubre de 2024, de http://surl.li/ynahji

Datosmacro. Índice de Gini en Colombia. Expansión. Recuperado el 27 de octubre de 2024, de https://datosmacro.expansion.com/demografia/indice-gini/colombia

  

Comentarios

  1. Este análisis sobre la desigualdad en Colombia subraya una realidad compleja: si bien la economía ha mostrado crecimiento en ciertos momentos, las profundas disparidades en la distribución de la riqueza siguen siendo un desafío. Los indicadores, como el Índice de Gini y el IDH, revelan una economía que avanza pero no necesariamente en beneficio de todos. La paradoja es clara: un desarrollo económico que, a pesar de su aparente prosperidad, deja atrás a gran parte de la población. La pregunta sobre el futuro de Colombia invita a una reflexión sobre cómo equilibrar el crecimiento con una verdadera inclusión social.

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  2. La desigualdad en Colombia es un tema bastante complejo, desde mi perspectiva, colombia necesita políticas inclusivas que no solo ataquen los síntomas de la desigualdad, sino sus causas estructurales. Esto implica una serie de reformas como en educación, salud, y justicia laboral, así como una redistribución justa de los recursos, es decir, se necesita un compromiso firme para reducir estas brechas, de lo contrario el país continuará enfrentando un desarrollo desigual, y millones de colombianos seguirán sin poder alcanzar una calidad de vida digna.

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  3. Una sociedad, desigual es por definición una sociedad, que se ha fallado a si misma, es precisamente este tipo de análisis, lo que nos permite ver el problema y por tanto empezar a trabajar en el, no es algo fácil, ni rápido de hacer, se requiere una gran cantidad de trabajo, tiempo y esfuerzo, y de políticas de estado eficaces.

    Es sin lugar a duda, algo que nos corresponde a todos nosotros, como miembros de esta sociedad, después de todo el futuro de la Nación se pone en nuestras manos cada cuatro años.

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  4. Es un análisis profundo y reflexivo sobre la paradoja del crecimiento económico y la desigualdad en Colombia. El texto nos invita a mirar más allá de las cifras y a considerar el impacto humano de un modelo de desarrollo que deja atrás a muchos. Gracias por compartir esta visión crítica y comprometida con la justicia social.

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  5. u análisis es un excelente punto de partida para una discusión más profunda sobre la desigualdad en Colombia. Al incorporar los elementos mencionados anteriormente, podrás enriquecer tu análisis y ofrecer una visión más completa de esta compleja problemática. podrias incluir temas para hablar como:
    Incorporar una perspectiva de género: Analizar cómo la desigualdad afecta de manera diferente a hombres y mujeres.
    Considerar la dimensión territorial: Explorar las desigualdades regionales dentro de Colombia y cómo estas influyen en la desigualdad nacional.
    Evaluar el impacto de los programas sociales: Analizar el impacto de los programas sociales en la reducción de la pobreza y la desigualdad.

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