Keynes, ¿el padre de la economía conductual?

 TOMAS SANTIAGO SUAZA BARON

Nos encontramos en un gran momento en la historia de la revolución de la ciencia

económica, la época moderna la podemos comparar como aquellos “años dorados” del

surgimiento del pensamiento neoclásico. Donde, los grandes economistas utilizaban los

métodos matemáticos y físicos newtonianos para generar postulados que expliquen los

comportamientos económicos de los hombres en la sociedad. En aquella época, la persona

que no sentía un agrado especial con las matemáticas, estaba condenada a jamás entender

los conceptos básicos de la ciencia económica. Dado que, el lenguaje de esta rama del

conocimiento se expresaba en números, funciones y ecuaciones.

Ahora bien, uno de los postulados básicos que se generaron en aquella época fue el

concepto de la racionalidad económica (termino que en realidad derivó del egoísmo

extremo que contemplaba Adam Smith en su teoría clásica), este postulado nos daba a

entender que el hombre busca ante todo maximizar su ganancia y lograr obtener el mayor

beneficio posible en una acción económica.

Con respecto a lo anterior, Jeremy Bentham (el padre del utilitarismo), propone que las

personas en realidad se guían por la utilidad (placer) o desutilidad (dolor) que les puede

generar una acción, buscando, ante todo, obtener el mayor placer posible de este acto

económico (Bentham, 1787) . En términos sencillos, todos los seres humanos, somos

“calculadoras” de placer o dolor que deciden guiar sus comportamientos bajo ciertos

parámetros maximizadores o miximizadores.

Ahora bien, sí intentamos colocar estos postulados a funcionar en la vida real, nos daremos

cuenta que su campo de practica se encuentra limitado para un par de situaciones. En otros

términos, no todo el tiempo las personas actúan buscando maximizar su ganancia o

minimizar su dolor, esto lo podemos contemplar en varias situaciones de compra. Donde, el

objeto que decide comprar la persona, no logra ser el producto que más ganancia puede

ofrecer; un caso práctico es la ropa de marca, se han hecho estudios donde se demuestra

que la ropa de marca tiene la misma calidad que una prenda regular del mercado. Sin

embargo, existen personas que deciden endeudarse para comprar este estilo de mercancías.

Entonces, cuando al principio comentaba que nos encontrábamos en una época de cambios

radicales en la epistemología de nuestra ciencia, quería de cierta manera recordar este gran

paso que estamos dando al cambiar de “herramientas” para generar conocimiento. Nos

encontramos en la época, cuando las ciencias sociales, como la psicología, antropología,

sociología, etc. Están demostrando que sus métodos pueden ser más factibles y certeros en

los contextos económicos más que la utilización extrema de las matemáticas.

Lo que anteriormente mencione, puede sonar como una “blasfemia” para aquellos

economistas de la “vieja escuela”. Dado que, muchos de ellos aprendieron que las

matemáticas y la economía van cogidas de la mano de una manera tan toxica, que lo único


para lo que sirve un economista es para generar modelos econométricos. Sin embargo,

pensadores como Kanheman nos dicen todo lo contrario, proponiendo que el investigador

dedicado al campo de la economía, tiene que tomar herramientas de las otras ciencias

sociales para generar postulados más precisos. Ahora bien, en el texto que coloque como

referencia para esta crítica, se cita una parte del libro escrito por Kanheman, donde se

comenta: Las emociones contrastan con la supuesta racionalidad que guía la toma de

decisiones del homo economicus, maximizador en sus opciones, racional en sus decisiones

y egoísta en su comportamiento. Sin embargo, los agentes económicos a menudo dan

muestras de irracionalidad y “se alejan de las criaturas ficticias que pueblan los modelos

económicos” (Thaler, 2016:29). Como señala Kahneman (2013:352), “nuestras dos

disciplinas parecen estudiar especies diferentes, que el especialista en conducta económica

Richard H. Thaler bautizaría luego como econos y humanos. Los humanos que los

psicólogos conocen no pueden ser tan consistentes y lógicos como los econos. En

ocasiones son generosos, y a menudo están dispuestos a aportar algo al grupo al que

están adscritos”

Con respecto a lo último mencionado, uno de los conceptos que más critican los psicólogos

a los análisis generados por los economistas, radica en que, para los economistas, el hombre

actúa bajo la búsqueda de su propio placer y sus propias necesidades, de cierta manera, el

hombre es la reencarnación de la famosa premisa de Maquiavelo: “El fin justifica los

medios”. Los seres humanos primero intentan satisfacer sus necesidades, para después

buscar satisfacer las necesidades de un agente externo. No obstante, la realidad es algo

diferente a este comportamiento individualista expuesto por estas escuelas económicas, en

el texto que he colocado como referencia, aparece una parte que nos comenta:

Por otra parte, Akerloft & Schiller (2009), argumentan que después de la crisis de demanda

agregada de 1929 o Gran Crack, Keynes (1936), en su obra “Teoría general de la

ocupación, el interés y el dinero”, establece que un cálculo racional no podría explicar las

dislocaciones económicas, afirmó que las decisiones económicas "solo pueden tomarse

como resultado de “Espíritus Animales”; este término es usado por Keynes para describir la

emoción o el afecto que influye en el comportamiento humano y que se puede medir en

términos de la confianza de los consumidores. La confianza también está incluida o es

producida por los mismos.

Entonces, lo que Keynes nos quería compartir en su texto, es que en el momento de la

compra no solamente están en consideración la búsqueda de la ganancia, sino que, además,

también se encuentran diferentes emociones en la mente del sujeto, emociones que en un

momento determinado pueden cambiar el curso de la acción económica radicalmente; una

de estos sentimientos es la confianza, cuando una persona se siente confiada, puede realizar

compras de una mejor manera y así agilizar la economía. Sin embargo, cuando el país o

territorio se encuentra en una crisis económica, las personas comienzan a perder la

confianza en la seguridad del territorio y comienzan a ver su futuro más incierto. Por lo

tanto, se abstienen de realizar ciertas acciones económicas importantes (como es el

consumo), lo que, de cierta manera, empeora la crisis económica y la lleva a un “hueco”

mucho más profundo de salir.


Continuando con el postulado de Keynes, este economista creía fervientemente que en el

momento de la compra influenciaban diferentes factores la decisión que tomaría el agente,

el mismo Keynes nos comparte:

En circunstancias concebibles debería hacerse una asignación especial para este factor;

pero, en general, es buena aproximación considerar Y s como si estuviera determinado

únicamente por N. Por consiguiente, definiremos lo que hemos llamado la propensión a

consumir como la relación funcional χ entre Y, un nivel de ingreso dado, medido en

unidades de salario, y C, el gasto que para el consumo se toma de dicho nivel de ingreso, de

manera que


Cs = χ (Ys), o C = S ⋅χ (Ys).


La suma que la comunidad gasta en consumo depende evidentemente, de 1) el monto [90]

de su ingreso, 2) otras circunstancias objetivas que lo acompañan, y 3) las necesidades

subjetivas y las inclinaciones psicológicas y hábitos de los individuos, así como de los

principios según los cuales se divide el ingreso entre ellos (lo que puede sufrir

modificaciones según aumenta la producción). Las razones que impulsan a gastar

reaccionan entre sí y un intento de clasificarlas corre el peligro de caer en una falsa

división. Para aclarar ideas, será útil, no obstante, considerarlas separadamente bajo dos

títulos diferentes que llamaremos los factores subjetivos y los factores objetivos (Keynes,

1936) .

Entonces, como conclusión, podemos entender que la teoría Keynesiana de cierta manera

ya expresaba premisas que Kahneman recogería después en la elaboración de la famosa

economía conductual. Para Keynes, las personas no solamente estaban influenciadas por

ese comportamiento básico del homo-economicus, sino que, también los sentimientos

jugaban un papel importante en la compra (como la confianza), demostrando que no somos

tan racionales como los neoclásicos pensaban.


Bibliografía

Bentham, J. (1787). En defensa de la Usura . SEQUITUR.

Keynes, J. M. (1936). Teoría general del empleo, el interés y el dinero.

Comentarios

  1. Es correcto afirmar que Keynes fue uno de los primeros autores partidarios de la economía del comportamiento, pues en sus modelos toma en cuenta variables de carácter psicológico como la propensión a consumir, aun así, considero que la importancia que le da Keynes a la confianza va entendida hacia el efecto contrario, bien es cierto, que en situaciones de crisis el consumo disminuye esto es debido más a un factor de ingreso que de confianza, de hecho, estudios de keynesianos posteriores explican que es la confianza la generadora de las crisis y, además, también se podría argumentar que este descenso en el consumo en las crisis responde a un comportamiento mediante las curvas de demanda de Engel, pues los consumidores deberán utilizar su ingreso de forma más racional priorizando los bienes básicos necesarios y dejando el lado el consumo de los bienes de lujo. Otro punto interesante del ensayo es la crítica hacia los modelos matemáticos y los supuestos neoclásicos dejándolos a un lado de la nueva corriente conductual, pero resulta paradójico como Vernon Smith, padre de la economía experimental, rama bastante ligada a la economía conductual, demostró mediante experimentos la existencia del punto de equilibrio en los mercados.

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  2. En primera instancia considero que es bastante acertado el considerar el aspecto en que una persona puede verse afectada por sus emociones, llámense expectativas buscando referirnos a Keynes, esta expectativa de confianza como bien menciona, es un factor fundamental al momento de que un individuo decida hacer efectiva alguna compra, lo que nos lleva a que existe una relación entre expectativa y consumo, algo que ciertamente reafirma la idea del texto de manera clara.
    Sin embargo, dentro de un aspecto más específico considero que el autor en su texto obvia el hecho de que; no necesariamente una disminución en el consumo de una persona basada en expectativas, se encuentra atado a un aspecto de crisis o riesgo como refiere, ignora que esta expectativa no va hacia un solo lado, no es necesario que la persona sienta un futuro incierto y que este en medio de la crisis “pobreza” para que disminuya su consumo, esto se evidencia en la paradoja de “la pobreza en medio de la abundancia”, en tiempos de auge tanto los ingresos, como el futuro son más claros, no obstante el consumo no sigue dicha norma. Hacer dicha afirmación unilateral referente a la disminución del consumo atada a la crisis, considero da más cabida a acercarse a un pensamiento neoclásico tomando en cuenta una imaginaria “racionalidad” o patrón de comportamiento.
    No obstante, dejando este aspecto en específico, el autor aborda de manera efectiva su objetivo. Puesto que Keynes si podría considerarse cuando hablamos del desarrollo de la económica conductual, más no necesariamente su padre.

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  3. En términos generales coincido con muchas de las ideas expresadas en el texto como que el ser humano no es tan racional como piensan los neoclásicos y que en la mayoría de las ocasiones parte desde su egoísmo y de querer satisfacer sus propias necesidades.
    No obstante el hecho de que las matemáticas se hayan apoderado en su mayoría de la economía no lo veo como algo perjudicial en su totalidad, debido a que es necesario usarlas para poder sacar conjeturas respecto a estudios o fenómenos que se presenten en la actualidad y a lo largo del tiempo, estoy de acuerdo de que existen otras variables a tomar en cuenta para proporcionar una teoría o que también existe lo que es llamado teoría de la confianza algo muy importante al momento del consumo, pero esto no le quita la importancia a las matemáticas como algo fundamental en la economía ya que es la que permite acercarnos a lo que son resultados medibles y respaldo de teorías, en términos cortos es la que nos brinda un poco de cientificidad a nuestra rama de estudio. en términos generales me parece un muy buen escrito con mucho fundamento que parte de la subjetividad del pensamiento de cada persona.

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  4. Es un análisis bastante interesante a la concepción tradicional de la ciencia económica, enfatizando la importancia de considerar factores psicológicos y sociales en las decisiones económicas, sin embargo, se parte únicamente en la racionalidad económica y el homo-economicus, pero debemos tener en cuenta que el panorama económico es muy complejo, y este deja mucho espacio para una discusión más amplia y matizada sobre la evolución y la diversidad de la teoría económica, por lo que una revisión más detallada de las contribuciones de diferentes economistas y corrientes de pensamiento podría ayudar a enriquecer la comprensión sobre la diversidad, explorado más a fondo cómo estas ideas se traducen en políticas económicas concretas o en el diseño de modelos económicos, analizando el cómo las emociones juegan un papel importante pero a su vez también lo hace el dinero, por lo que es valido afirmar que mas que separar la realidad de la matemática se debe buscar su trabajo en conjunto, tal como hizo Keynes al analizar el consumo de las personas a través de su ingreso.

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  5. Algunos supuestos tradicionales han sido claves anteriormente para comprender el comportamiento económico de los individuos, las matemáticas en la época dorada de los neoclásicos fueron de suma importancia, nos podríamos preguntar aún es predominante las matemáticas o se pueden llegar a complementar con otro de ciencias sociales? de así como se llega a cuestionar la racionalidad económica en situaciones de la actualidad, Keynes llegó a cuestionar dicho supuesto e incorporar otro tipo de factores psicológicos y emocionales en el analisis de la racionalidad de una economía, en el ensayo nos deslumbra la posibilidad de una evolución de la ciencia economía busca incorporar otras perspectivas diferentes, que atienden a la comprensión del comportamiento económico del individuo.

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  6. El texto plantea una crítica profunda a los fundamentos tradicionales de la economía, especialmente aquellos arraigados en el pensamiento neoclásico. Desde mi perspectiva, este enfoque reflexivo es esencial para comprender la complejidad de los comportamientos económicos humanos y las limitaciones de los modelos que tradicionalmente los han explicado.
    La noción de racionalidad económica, que ha sido fundamental en la teoría económica clásica y neoclásica, se cuestiona en este análisis. Se argumenta que la búsqueda de maximización de la ganancia y la minimización del dolor no capturan completamente la realidad de las decisiones económicas humanas. En cambio, se destaca la importancia de la utilidad y el placer, así como la influencia de las emociones y la confianza en dichas decisiones.
    La crítica hacia la visión simplista del homo economicus, como un ser completamente racional y egoísta, es especialmente relevante. Se reconoce que las personas actúan de manera más compleja, influenciadas por una variedad de factores subjetivos y objetivos. La teoría económica conductual, impulsada en parte por las ideas de Keynes, emerge como una alternativa que incorpora estas dimensiones psicológicas y emocionales en el análisis económico.

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  7. El texto ofrece una reflexión profunda sobre la evolución del pensamiento económico y destaca el cambio de paradigma hacia una comprensión más amplia y compleja del comportamiento humano en el contexto económico. Describe cómo, en el pasado, el enfoque predominante estaba en la racionalidad económica y el concepto del homo economicus, pero cómo ahora se reconoce cada vez más la importancia de los aspectos emocionales y psicológicos en las decisiones económicas.
    Además, presenta una crítica interesante hacia la visión tradicional de la economía, señalando cómo las personas no siempre actúan de manera racional para maximizar su ganancia, como sugiere la teoría neoclásica, sino que también están influenciadas por emociones y otros factores subjetivos.
    Al incorporar conceptos de la economía conductual, como la influencia de las emociones en las decisiones económicas, el texto resalta la necesidad de una visión más holística y multidisciplinaria en el estudio de la economía.

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  8. El texto nos ofrece una reflexión sobre la evolución del pensamiento económico, marcando un contraste entre el enfoque matemático y racional de la economía neoclásica y los enfoques más recientes que incorporan la psicología y otros aspectos de las ciencias sociales. La discusión central creo que se centra en cómo la teoría económica ha comenzado a reconocer y abordar las limitaciones del modelo del homo economicus, el cual presupone una racionalidad y egoísmo extremos en la toma de decisiones económicas. La inclusión de las contribuciones de Kahneman y otros pensadores en el campo de la economía conductual es muy importante, ya que nos muestra un cambio significativo en la forma en que entendemos la toma de decisiones económicas. La mención de conceptos como los "espíritus animales" de Keynes y la importancia de la confianza en las decisiones de consumo añade profundidad al argumento, sugiriendo que las emociones y los factores psicológicos desempeñan un papel crucial en la economía.

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  9. El texto plantea un interesante contraste entre la visión clásica y ortodoxa de la economía, que se basa en la racionalidad económica del homo economicus, y la realidad más compleja de la economía conductual, donde las emociones y otros factores influyen en las decisiones económicas de todos lo agentes.
    La crítica hacia la teoría tradicional de la economía se destaca por es más real, ya que los seres humanos no siempre actúan de manera racional buscando maximizar su ganancia, sino que también se ven influenciados por emociones como la confianza, el miedo y las expectativas que pueden tener un impacto significativo en sus decisiones.
    Además, se señala acertadamente que la economía moderna está experimentando un cambio hacia una comprensión más amplia e interdisciplinaria de los comportamientos económicos, incorporando ideas de disciplinas como la psicología, la sociología y la antropología. Este enfoque más holístico reconoce la importancia de considerar factores más allá de la racionalidad puramente económica para comprender plenamente cómo funcionan los mercados y cómo las políticas económicas pueden influir en ellos.

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  10. Me parece interesante como se habla de los postulados de racionalidad económica y el utilitarismo de Bentham, en el texto se realiza una buena labor al destacar las limitaciones de estos enfoques tradicionales. No obstante, la crítica podría profundizarse aún más, incorporando ejemplos concretos y datos empíricos que respalden la idea de que los individuos no siempre actúan de manera racional y maximizadora. El texto hace una transición adecuada hacia la economía conductual y el enfoque de Kahneman, reconociendo la importancia de las emociones y factores psicológicos en la toma de decisiones económicas. Sin embargo, quizás se podría haber explorado con más detalle las implicaciones prácticas de estos hallazgos para el diseño de políticas económicas y la comprensión del comportamiento del consumidor.

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  11. Me parece interesante este ensayo porque el escritor nos trata de inducir a un reconocimiento de como se ha venido consolidando la economía a nivel de la historia. Entre economistas utilizaban métodos matemáticos y físicos para explicar el comportamiento económico humano. Un concepto fundamental de esa época fue la racionalidad económica, que postulaba que los individuos buscan maximizar su ganancia en las acciones económicas. Sin embargo, se señala que este enfoque no siempre refleja la realidad, ya que las personas no siempre actúan de manera egoísta en la búsqueda de beneficios económicos.

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